También, en forma muy especial, quiero darme las gracias porque soy yo mismo el que me permití cambiar. No fue una tarea fácil. Ahora sé que soy un ser humano y admitirlo me da un gran alivio. Cometo errores pero me doy cuenta de que a pesar de ellos todavía estoy bien. Hasta puedo sentirme a gusto conmigo mismo y aceptarme como soy.
Asimismo, he empezado a expresar mis sentimientos en vez de reprimidos dentro de mí. Puedo amar, enojarme y llorar si así lo deseo, pues soy yo el que elijo mis sentimientos y la forma en que me enfrento a las situaciones de mi diario vivir. He progresado mucho, y saberlo hace que me sienta satisfecho de haber contribuido en gran medida a obrar estos cambios en mí.