El Miedo
Durante toda mi vida el miedo fue mi compañero, era algo que estaba siempre adherido a mí. Cuando era pequeño le temía a las reacciones de mi padre; era poco cariñoso, siempre estaba cansado y no tenía tiempo para mí, sentía que no era lo suficientemente bueno para merecer su amor. También tenía una madre que me dejaba de querer por mi comportamiento travieso, era un sufrimiento para mí. Crecí con muchas inseguridades y lo trasladé a mi vida adulta, los actores cambiaron, pero la historia era la misma. Le temía a mis jefes y figuras de autoridad y el miedo a que no me quisieran, lo trasladé a mis parejas. Siempre actuaba con base en la desconfianza y sentía que no valía la pena, por eso mis relaciones nunca fueron estables, permití muchos abusos tanto en mi trabajo como en mi vida sentimental. Cuando entré en Al-Anon intenté observarme a mí mismo e inicié un camino de aceptación y de amor propio, comencé a poner límites y a sentir que merecía ser feliz, sobre todo tratando de vivir con mucho amor por mí mismo, donde la prioridad principal sería no permitir abusos de ningún tipo. El miedo siempre estará en mi vida, pero ahora lo dejo ir y no consiento que domine mi existencia porque Al-Anon me ayudó a forjar la fortaleza de vivir todos los retos que la vida me ofrezca.
Anónimo – Venezuela