
La pérdida de los sueños
Todos tenemos sueños, esperanzas y planes para el futuro. Uno de los efectos devastadores del alcoholismo es la frustración de esos sueños y de las vidas que esperábamos llevar. Tal vez hayamos deseado una vida larga y feliz con nuestro cónyuge o pareja, y de repente ese sueño se hizo trizas. Muchos carecimos de una vida familiar feliz y nuestros hijos pueden haber crecido en medio del caos y aún de la violencia. La ira reprimida, los resentimientos o los recuerdos de maltrato pueden dividir nuestras familias y amistades. El alcoholismo nos puede robar los sueños, y la magnitud de esas pérdidas puede afectar todos los aspectos de nuestras vidas.
“La relación que tenía con mi esposo, cuando estaba sobrio, era afectuosa, amable y llena de buenos recuerdos de momentos compartidos. La relación que tenía con mi esposo, cuando se encontraba bajo la influencia del alcohol, era enfermiza y cruel”.
Abramos el corazón, transformemos nuestras pérdidas. Pág. 41
