Primer Paso

La historia familiar alcohólica de mi madre la había afectado y se manifestó en sus temores, desconfianza y rabietas previo a las fiestas de Navidad, cumpleaños o cuando nos tocaba reunirnos con la familia. Siempre estuve huyendo de parejas con algún rasgo alcohólico, hasta que me casé con uno, no quise ver que ese problema me pudiera afectar, total siempre había convivido con alcohólicos. Por suerte mi esposo se inició en el programa de Alcohólicos Anónimos, en lo cual no tuve nada que ver.
Se comenzaron a evidenciar en mí una serie de aspectos de mi personalidad que nos hacía la vida insoportable, a veces con silencios e indiferencia, abandoné todo lo que yo era, dedicándome solo a ser madre y ama de casa. En esta crisis veía a mi esposo con serenidad, algo que no lo había visto años atrás, sentí envidia de él y rencor porque pensaba que él había borrado todo lo malo del pasado y yo quería recordárselo y restregárselo en la cara, así como se lo hacía mi madre a mi padre.
Con la lectura del Primer Paso y el amadrinamiento, comprendí que esta enfermedad ya me había afectado desde hace tiempo. El compartir en las reuniones me enseñó que no estoy sola, que hay otras personas que no pertenecen a mi familia han pasado por lo mismo que yo y lo han superado, puedo confiar en ellas, me recuerdan que soy incapaz de controlar el proceso de sobriedad de mi esposo, el resentimiento y la culpa de mi madre, trabajando cada día y descubriendo con el programa de Al-Anon cómo puedo controlar esos aspectos de mí que hacen mi vida ingobernable.
Mercedes – Venezuela.
Revista Gotas de Sabiduría Nro. 2