Aceptando
Antes de entrar en Al-Anon vivía en una perenne zozobra, con miedo reprimido y viviendo una vida a mitad.
Mi condición de gay, independientemente de lo que fuera, me permitió llegar a los grupos buscando la solución, porque sentía que la forma de beber de mi pareja me hacía daño. Al principio, les decía a los miembros que yo asistía por un amigo cuando en realidad era mi novio.
Al fin, decidí contarle mi verdad a mi madrina y lo que recibí de ella me consoló al poder sentir su comprensión y aceptación, lo cual me ayudó a quitarme un gran peso de encima.
Las enseñanzas de nuestro programa me sirvieron a aceptarme tal cual soy, que no hay nada malo con la orientación que decidí en mi existencia. Hoy por hoy, me siento en paz y con dignidad a pesar de que vivo con un alcohólico activo y puedo decir que soy feliz a pesar de todo. Siguiendo los Pasos, los lemas y utilizando el apadrinamiento de mi madrina he logrado vivir con tranquilidad y sobre todo en paz.
Anónimo – Venezuela